En geotecnia, el término «compacidad» se refiere al grado de densidad de un suelo o material granular. Una mayor compacidad indica que las partículas del suelo están más próximas y hay menos espacios vacíos entre ellas.
La compacidad es una propiedad importante de los suelos, ya que está relacionada con su capacidad de soportar cargas y resistir deformaciones.
Un suelo compacto suele tener una mayor resistencia y menor capacidad de deformación en comparación con un suelo menos compacto.
La compacidad puede medirse de diferentes formas, dependiendo del tipo de suelo y el objetivo del proyecto. Algunos métodos comunes incluyen la determinación de la densidad seca máxima o la densidad relativa del suelo.
La compactación del suelo es un proceso mediante el cual se aumenta la compacidad del suelo mediante la aplicación de esfuerzos mecánicos, como el uso de equipos de compactación (por ejemplo, rodillos vibrantes, pisones, placas vibratorias).
Estos equipos compactan el suelo al aplicar fuerza y vibración, lo que reduce los espacios vacíos y aumenta la densidad del suelo. Es importante tener en cuenta que no todos los suelos pueden compactarse de la misma manera, ya que la eficiencia de la compactación depende de las características del suelo, como su tamaño de partícula, contenido de humedad y grado de plasticidad.
Por lo tanto, es necesario realizar pruebas de compactación en el laboratorio o en el campo para determinar el método más adecuado y la densidad óptima para el suelo en cuestión.